2ct Segundo Congreso de Tipografía




Introducción a la tipografía árabe

Vigencia del legado de Ibn Muqla en nuestros días

Al igual que a las letras latinas, tal y como publicaba Mallinkrot en su libro De arte typographica, a las letras árabes se les atribuyó un origen divino. Aunque la historia de la escritura desvela el verdadero origen y evolución de las diferentes escrituras hasta nuestros días, la utilización de la escritura como medio divulgativo de la «palabra de Dios» durante siglos nos ha acercado a este concepto de regalo divino. Y en el caso particular de la escritura árabe, ésta adquiere un sentido sagrado con el Corán. Hoy conocemos que las primeras inscripciones árabes datan del año 512 y que las primeras transcripciones de la «palabra de Dios» revelada al profeta Muhammad ocurren aproximadamente sobre el año 650 de nuestra era, fechas muy cercanas en el tiempo. También sabemos que el desarrollo de la escritura árabe se produjo con el objetivo de difundir el Corán. Por tanto, no era demasiado ilógico pensar en que Dios no sólo donara su palabra sino también la forma de escribirla.

En el principio Dios creó un punto de luz. Al mirarlo, éste se convirtió en un punto que comenzó a derramar tinta con la que la letra Alif quedó escrita. Una metáfora que bien expresa el paso del no-ser al ser, de lo inmaterial a lo material, de las ideas a la escritura. Un concepto metafísico en el que el alif representa el principio de la creación, un principio también aplicable a los números, dónde el punto que representa al cero —la nada—, se transforma en línea, el uno, la unidad. Además de representar el principio de la vida, el alif representa el eje del mundo. El eje de un círculo que regula las formas y proporciones de todas las letras del alfabeto, que permitieron la representación de las ideas mediante escritura, dónde lo inmaterial se pudo volver material. Un círculo que en sí mismo es otro concepto metafísico esencial, una forma simbólica de expresar la filosofía divina del Tawhid —la unicidad de todo lo existente—.

Los inicios de la caligrafía árabe: Ibn Muqla



Mis lágrimas forman líneas en mis mejillas

no es sorprendente, como una lágrima es Ibn Muqla.
Al-Qalqashandi, Egipto 1415


En el pasado, los escribanos o calígrafos, gozaban de un estatus social distinguido, llegando a desempeñar puestos importantes en la administración. Tal fue el caso de Abu Ali Muhammad Ibn Muqla, Bagdad (886-940), visir de tres califas abbasies (al-Muqtadir, al-Qahir y al-Radi) y creador de una serie de normas caligráficas que permanecen vigentes en nuestros días.

Ibn Muqla creó la llamada al-Jatt al-Mansub (الخط‭ ‬المنسوب) —la escritura proporcionada—, en la que el círculo encierra los trazados de todas las letras y el punto —romboidal— funciona como unidad de medida básica. Una norma sencilla que ha resultado vital en la historia de la caligrafía árabe, cuyos principios permitieron la rápida evolución de un rudimentario estilo cúfico hacia los más sofisticados estilos cursivos. Ibn Muqla definió al-Aqlam as-Sitta (الأقلام‭ ‬الستة) —las seis plumas—, seis estilos caligráficos regulados con una misma norma: Nasj (نسخ), Thuluth (ثلث), Muhaqqaq (محقق), Rayhani (ريحاني), Tawqi‘ (توقيع) y Ruqa‘a (رقعة). Estilos que perduran hoy día y que constituyeron un paso decisivo en la historia de la escritura árabe.

Ibn Muqla formuló, además, tres principios fundamentales para el correcto trazado de las letras del alifato. Nizam al-Da’ira (نظام‭ ‬الدائرة) —orden del círculo—, en la que todas las formas de las letras están inscritas y reguladas por el círculo. Nizam al-Nuqta (نظام‭ ‬النقطة) —orden del punto—, por la que el punto se convierte en unidad de medida para los diferentes estilos caligráficos. Por último, Nizam al-Tashaba (نظام‭ ‬التشابة) —orden de similitud— mediante el cual las formas de las letras y en especial sus partes, mantienen ciertas similitudes para ayudar a su eficaz diferenciación.

Víctima de una conspiración política, Muqla fue condenado, se le amputó la mano derecha y fue hecho prisionero. Ignorando la trascendencia de sus aportaciones a la escritura árabe, dijo: «He servido a tres califas y he copiado dos veces el Corán. Ahora, me cortan la mano como si fuera un vulgar ladrón». Al tiempo, hizo llegar al califa al-Radi una misiva: «No es impedimento que a un visir le falte una mano, te atas el cálamo y escribes…» Tras esto, le cortaron la lengua y lo trasladaron a una celda oscura en la que murió de sarna.

Desafortunadamente, al parecer, ningún trabajo original de Ibn Muqla ha sobrevivido, pero sí su influencia —sólo existen dos copias de diez páginas de los manuscritos de Ibn Muqla, realizadas por Mohammed al-Chaf‘ai en la Biblioteca Nacional de El Cairo y en la Biblioteca Nacional de Túnez—. Refinando los métodos inventados por Ibn Muqla, y dedicando a la escritura gran elegancia y esplendor, Ibn al-Bawwab —importante calígrafo que creó una decena de estilos caligráficos (m. 1022)— copió el Corán en letra cursiva más antiguo que se conoce que data del año 1001. Numerosos calígrafos desarrollaron su trabajo a partir de los principios instaurados por Muqla.

Los estudios de Muqla, constituyeron un paso decisivo en la historia de la escritura árabe. Ignoramos la trascendencia de estos principios en el mundo occidental, pero resulta curioso que cinco siglos más tarde, en el Renacimiento, se formularan principios similares para las letras latinas, como los propuestos por Geoffrey Tory (1480-1533) en su Champfleury, publicado en 1529, donde las letras latinas aparecen reguladas por las formas de las letras «I» y «O» (curiosamente, alif y círculo), y dónde establece también similitudes entre las partes de las letras. Luca Paccioli (1445-1514) en su Divina Proportione, Venecia 1509, Giovanni Rosso (1557-1595) para la Theroica et practica de modo scribendi fabricandique omnes litteratum species de Segismondo Fanti, Venecia 1514, y Durero (1471-1528), en su Underweysung der Messung, Nuremberg 1525, habían definido ya las letras del mismo modo, reformulando entre todos lo que hoy día conocemos por letra romana, una escritura que forma parte de nuestra cotidianeidad ya que las flexibles características formuladas por los renacentistas —y presentes ya en la obra de Muqla— resultaron totalmente aplicables a la tipografía.

De la caligrafía a la tipografía árabe

Algunos años antes de estas formulaciones renacentistas, Johannes Gutenberg (1397-1468) inventaba un sistema de impresión basado en tipos móviles que constituyo el inicio de la gran difusión de la sabiduría escrita. En 1450 imprimía su celebre Biblia ladina, impresa en caracteres góticos. En esa época, en Europa se comienzan a establecer multitud de talleres de impresión, sobre todo en Alemania e Italia. La verdadera democratización de la cultura viene de la mano de Aldo Manucio, que diseña el “libro de bolsillo” con lo que las obras impresas por él y por sus seguidores son de fácil adquisición por resultar económicas, en contraposición con los libros de gran tamaño y coste que estaban habituados a imprimir entonces.

Es en 1486 cuando se imprime el primer libro que contiene páginas impresas con tipos móviles árabes. Peregrinatio in Terram Sanctam, la obra de Bernhard von Brevdenbach impresa por Erhard Reuwich en Mainz es también la primera “guía para el viajero” impresa en Europa. Ambos viajaron entre abril de 1483 y enero de 1484 a Tierra Santa, pasando por Venecia, Corfú, Creta y Roda hasta llegar a Jerusalén.

De un taller tipográfico granadino surge el segundo libro impreso en el mundo con tipografía árabe. Juan de Varela de Salamanca imprime para Pedro de Alcalá el libro Arte para ligeramente saber la lengua arauiga. Los tipos móviles de madera de Juan de Varela, aunque rudimentarios como los de la época (muy similares a los de Reuwich y Tory), configuran un alifato cúfico magrebí muy interesante.

Ya en el siglo XVI continúan apareciendo obras impresas en árabe cuyo fin es divulgar la palabra del Dios cristiano a los árabes. El Kitab Salat al-Sawa’i —Libro de horas— es el primer libro realizado ya con tipos de metal e íntegramente en léngua árabe. Impreso en 1514 por Gregorio de Gregorii en Fano, Italia. Es un libro de ritos litúrgicos cuyo fin era la divulgación del cristianismo en Oriente Medio. Hay investigadores que piensan que el autor de dichos tipos móviles de metal fue Francesco Griffo, el mismo que proporcionaba los tipos latinos a Aldo Manucio y que fue autor de la célebre tipografía Bembo (realizada para la edición de uno de los libros de Pietro Bembo), unos de los tipos más comúnmente utilizados en nuestros días.

El primer Corán impreso con tipos móviles fue realizado también en Venecia por Alessandro Paganini en 1537. Una clara muestra del espíritu divulgativo del renacimiento italiano en una edición excepcional que se creyó perdida, bajo el rumor de que había sido destruida, al igual que los tipos que se utilizaron en su impresión.

En este punto, podemos decir que se cierra el círculo evolutivo de la caligrafía hacia la tipografía —de nuevo con la “palabra de Dios revelada”–—, aunque, esencialmente, este cierre no ocurre hasta principios del siglo XVIII cuando los primeros talleres de impresión se fundan en Líbano y Siria. Muestra de esta época es el Kitab mizan al-zaman wa quistas abadiyat al-insan o Balance de tiempos y equilibrio de la eternidad del hombre, impreso en Libano en 1734, en el que se traduce la obra moralista de un jesuita español.

Hasta entonces, el diseño de tipografías árabes y la impresión con ellas era una actividad realizada en occidente por occidentales. No fueron pocos los tipógrafos que diseñaron tipos árabes. Geoffrey Tory, Luca Paccioli, Robert Granjon, Guillaume Le Bé, Thomas Blyth o Johann Michael Fleischman entre otros, incluyeron en sus obras specimens tipográficos árabes (hojas de muestra con todos caracteres árabes impresos) de tipografías diseñadas por ellos mismos, pero quizás ha sido Giambattista Bodoni quien realizó el trabajo más interesante en ese aspecto. En su Manuale Tipografico, impreso en Parma en 1818, dos años antes de su muerte, reproduce no sólo muestras de tipografías árabes, sino de casi todas las escrituras del mundo.

La tipografía árabe como proyecto propio

Granada Design es un estudio de diseño dirigido por el autor de este artículo que está especializado en edición y diseño gráfico en lengua árabe.
Para uso propio, desde el año 2000 diseña tipografía árabe compatible con tipografía latina y tiene abiertas tres líneas de investigación para la realización de colecciones de tipos de letra árabes que son:

Khatt al-andalusi
Esta colección de tipografía árabe se inspira en las caligrafías de los manuscritos de época andalusí. A esta colección pertenecen las tipografías Jaldún y Qandusi, que se basan en las propias caligrafías de Ibn Jaldún y de al-Qandusi, respectivamente.

Tiba‘a al-arabi
Esta segunda colección de tipografía árabe en la que se está trabajando. Reproduce y recrea tipos de letra de madera y metal de los inicios de la era de la imprenta. A esta colección pertenecen la tipografía Varela —inspirada en los tipos de madera del libro impreso en 1505 en Granada por Juan de Varela de Salamanca Arte para ligeramente saber la lengua arauiga de Pedro de Alcalá— y la tipografía Buduni —recreación de los tipos de metal utilizados por Giambattista Bodoni para su Manuale Tipografico en sus páginas de lenguas escritas con escritura árabe.

Fuentes de al-Andalus
Es un proyecto de diseño de fuentes tipográficas árabes basadas en las inscripciones de la época árabe en España. Las epigrafías de la Alhambra de Granada, Madraza de Granada, Mezquita de Córdoba, Madinat al-Zahra, Real Alcázar de Sevilla, Aljafería de Zaragoza entre otras, han servido de inspiración para la realización de una amplia colección de tipos de letra utilizables en PC. Para la colección se han localizado monumentos y piezas de museo existentes en las ocho provincias andaluzas, Extremadura, Ávila, Toledo, Murcia, Alicante, Valencia, Castellón, Palma de Mallorca, Tarragona y Zaragoza.

Para muestra de dichos tipos de letra, se está realizando un libro en el que aparecerán fotografías y comentarios de algunos detalles de los propios monumentos, textos explicativos del proceso de diseño de cada uno de ellos, así como ejemplos de utilización de los tipos de letra mediante frases y textos en árabe.

El proceso de trabajo consiste en el redibujado de inscripciones, caligrafías y tipografías a partir de fotografías, calcos y reproducciones. A partir de ahí se separan las diferentes letras que las componen y se procede a una selección de las más adecuadas para trazarlas y someterlas a los principios de Ibn Muqla citados anteriormente en pro de favorecer una mayor legibilidad sin que pierdan las características particulares y diferenciadoras de cada uno de los estilos.

El proyecto pretende realizar tres colecciones de tipos de letra cúficos y cursivos complementados con una serie de ligaduras automatizadas, además de símbolos inspirados en la ornamentación floral o geométrica presente en los citados monumentos que sirven como herramientas para el diseño gráfico y edición en lengua árabe.

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Gabriel Martínez Meave y una imagen del hall donde me encuentro conversando con mi colega sevillano Roberto Altozano.



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Conversando con mi amigo Roberto Altozano.
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Gabriel Martínez Meave en su gran conferencia.

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