La influencia del canon de Ibn Muqla en la tipografía árabe y latina

La tipografía árabe: origen, caligrafía, tipografía, actualidad

Al igual que a las letras latinas, tal y como publicaba Mallinkrot en su libro De arte typographica, a las letras árabes se les atribuyó un origen divino. Aunque la historia de la escritura desvela el verdadero origen y evolución de las diferentes escrituras hasta nuestros días, la utilización de la escritura como medio divulgativo de la «palabra de Dios» durante siglos nos ha acercado a este concepto de regalo divino. Y en el caso particular de la escritura árabe, ésta adquiere un sentido sagrado con el Corán. Hoy conocemos que las primeras inscripciones árabes datan del año 512 y que las primeras transcripciones de la «palabra de Dios» revelada al profeta Muhammad ocurren aproximadamente sobre el año 650 de nuestra era, fechas muy cercanas en el tiempo. También sabemos que el desarrollo de la escritura árabe se produjo inicialmente con el único objetivo de difundir el Corán. Por tanto, no era demasiado ilógico pensar en que Dios no solo donara su palabra sino también la forma de escribirla.

En el principio Dios creó un punto de luz. Al mirarlo, éste se convirtió en un punto que comenzó a derramar tinta con la que la letra Alif quedó escrita. Una metáfora que bien expresa el paso del no-ser al ser, de lo inmaterial a lo material, de las ideas a la escritura. Un concepto metafísico en el que el alif representa el principio de la creación, un principio también aplicable a los números, dónde el punto que representa al cero —la nada—, se transforma en línea, el uno, la unidad.



Además de representar el principio de la vida, el Alif representa el eje del mundo. El eje de un círculo que regula las formas y proporciones de todas las letras del alfabeto, que permitieron la representación de las ideas mediante escritura, dónde lo inmaterial se pudo volver material. Un círculo que en sí mismo es otro concepto metafísico esencial, una forma simbólica de expresar la filosofía divina del Tawhid —la unicidad de todo lo existente—.

El canon de Ibn Muqla

Esta rejilla gráfica conformada por punto, línea y círculo permitió en el siglo X al célebre calígrafo de la corte abbasi Abu Ali Muhammad Ibn Muqla, Bagdad (886-940), formular la llamada al-Khatt al-Mansub —escritura proporcionada—, en la que el punto, interpretado como un rombo, funciona como unidad de medida básica, y el círculo encierra los trazados de todas las letras. Una norma sencilla que ha resultado vital en la historia de la caligrafía árabe, unos principios que permitieron la rápida evolución de un rudimentario estilo cúfico hacia los armoniosos y estructurados estilos cursivos. Muqla definió al-Aqlamu as-Sitta, —los seis cálamos— seis estilos caligráficos regulados con una misma norma: Nasj, Thuluth, Muhaqqaq, Rayhani, Tawqi’, y Ruqa‘a. Estilos que perduran en nuestros días y que constituyeron un paso decisivo en la historia de la escritura árabe.

Los seis cálamos

1. Nasj

2. Thuluth

3. Muhaqqaq

4. Rayhani

5. Tawqi‘

6. Ruqa‘a

Ibn Muqla formuló los tres principios fundamentales para el correcto trazado de las 28 letras del alifato. Nizam al-Dairah —orden del círculo—, es el primer principio de Muqla en la que todas las formas de las letras están inscritas y reguladas por el círculo. Nizam al-Nuqat —orden del punto— por la que el punto se convierte en unidad de medida para los diferentes estilos caligráficos. Por último Nizam al-Tashabuh —orden de similitud— mediante el cual las formas de las letras y en especial sus partes mantienen ciertas similitudes para ayudar a su eficaz diferenciación.


Víctima de una conspiración política, Muqla fue condenado, se le amputó la mano derecha y fue hecho prisionero. Al tiempo, le cortaron la lengua y lo trasladaron a una celda oscura en la que murió por disentería. Ignorando la transcendencia de sus aportaciones a la escritura árabe, dijo: «He servido a tres califas y he copiado dos veces el Corán. Ahora, me cortan la mano como si fuera un vulgar ladrón».

Desafortunadamente, ningún trabajo original de Ibn Muqla ha sobrevivido, pero sí su influencia —sólo existen tres copias de los manuscritos de Ibn Muqla, conservadas en la Dar al-Kutub y en la Biblioteca Taumuriyya, ambas de El Cairo y en la Biblioteca Nacional de Túnez—. Numerosos calígrafos desarrollaron su trabajo a partir de los principios instaurados por Muqla.

Los manuscritos de Ibn Muqla




Risala fi ‘ilm al-jatt wa-l-qalam (Tratado sobre la ciencia de la caligrafía y el cálamo) de Ibn Muqla, conservado en la Dar al-Kutub, de El Cairo, sina‘at, nº 14, copiado por Muhammad al-Safi‘i en 1664.






Risala fi ‘ilm al-jatt wa-l-qalam de Ibn Muqla, Biblioteca Nacional de Túnez.


Primera página del manuscrito del mismo tratado de caligrafía de Ibn Muqla conservado en la Biblioteca Taymuriyya de la Dar al-Kutub de El Cairo.

Los estudios de Muqla, constituyeron un paso decisivo en la historia de la escritura árabe. Ignoramos la transcendencia de estos principios en el mundo occidental, pero resulta curioso que cinco siglos más tarde, en el Renacimiento, se formularan principios similiares para las letas latinas, como los propuestos por Geoffrey Tory (1480-1533) en su Champfleury, publicado en 1529, donde las letras latinas aparecen reguladas por las formás de las letras «I» y «O» (curiosamente, alif y círculo), y dónde establece también similitudes entre las partes de las letras. Luca Pacioli (?-1514) en su Divina Proportione, Venecia 1509 y Durero (1471-1528), en su Underweysung der Messung, Nuremberg 1525, habían definido ya las letras del mismo modo, formulando entre todos lo que hoy día conocemos por letra romana, una escritura que forma parte de nuestra cotidianeidad ya que las flexibles características formuladas por tanto por Muqla como por los renacentistas resultaron totalmente aplicables a la tipografía.


Luca Pacioli, Divina Proportione, Venecia 1509.

Giovanni Rosso, Theroica et practica de modo scribendi fabricandique omnes litteratum species de Segismondo Fanti, Venecia 1514.

Durero, Underweysung der Messung, Nuremberg 1525.

Geoffrey Tory, Champfleury, 1529.

De la caligrafía a la tipografía árabe

Algunos años antes de estas formulaciones renacentistas, Johammess Gutenberg (1397-1468) inventaba un sistema de impresión basado en tipos móviles que constituyo el inicio de la gran difusión de la sabiduría escrita. En 1450 imprimía su celebre Biblia ladina, impresa en caracteres góticos. En esa época, en Europa se comienzan a establecer multitud de talleres de impresión, sobre todo en Alemania e Italia. La verdadera democratización de la cultura viene de la mano de Aldo Manucio, que diseña el «libro de bolsillo» con lo que las obras impresas por él y por sus seguidores son de fácil adquisición por resultar económicas, en contraposición con los libros de gran tamaño y coste que estaban habituados a imprimir entonces.

En 1486 cuando se imprime el primer libro que contiene páginas impresas con tipos móviles árabes. Peregrinatio in Terram Sanctam, la obra de Bernhard von Brevdenbach impresa por Erhard Reuwich en Mainz es la primera «guía para el viajero» impresa en Europa. Ambos viajaron entre abril de 1483 y enero de 1484 a Tierra Santa, pasando por Venecia, Corfú, Creta y Roda hasta llegar a Jerusalén.


De un taller tipográfico granadino surge el segundo libro impreso con tipografía árabe. Juan de Varela de Salamanca imprime para Pedro de Alcalá el libro Arte para ligeramente saber la lengua araviga. Los tipos móviles de madera de Juan de Varela, rudimentarios como los de la época (muy similares a los de Reuwich y Tory) configuran un peculiar alifato cúfico transcrito a partir de una magnífica caligrafía magrebí.



Ya en el siglo XVI continúan apareciendo obras impresas en árabe cuyo fin es divulgar la palabra del Dios cristiano a los árabes. El Kitab Salat al-Sawa’I —Libro de horas— es el primer libro realizado ya con tipos de metal e integramente en léngua árabe. Impreso en 1514 por Gregorio de Gregorii en Venecia, es un libro de ritos litúrgicos cuyo fin era la divulgación del cristianismo en Oriente Medio. Hay investigadores que piensan que el autor de dichos tipos móviles de metal fue Francesco Griffo, el mismo que proporcionaba los tipos latinos a Aldo Manucio y que fue autor de la célebre tipografía Bembo (realizada para la edición de uno de los libros de Pietro Bembo), unos de los tipos más comunmente utilizados en nuestros días.



El primer Corán impreso con tipos móviles fue realizado también en Venecia por Alessandro Paganini en 1537. Una clara muestra del espíritu divulgativo del renacimiento italiano.


En este punto, podemos decir que se cierra el círculo evolutivo de la escritura con la impresión en árabe de la «palabra de Dios» tal y como fue revelada a Muhammad, pero este cierre realmente no llega hasta el siglo XVIII cuando los primeros talleres de impresión se fundan en Libano y Siria. En la ilustración, Kitab mizan al-zaman, Líbano en 1734.


Hasta entonces, el diseño de tipografías árabes y la impresión con ellas era una actividad realizada en occidente por occidentales. No fueron pocos los tipógrafos que diseñaron tipos árabes, Geoffrey Tory, Luca Pacioli, Robert Granjon, Guillaume Le Bé o Johann Michael Fleischman entre otros, incluyeron en sus obras specimens tipográficos árabes (hojas de muestra con todos caracteres árabes impresos) de tipografías diseñadas por ellos mismos, pero quizás ha sido Giambattista Bodoni quien realizó el trabajo más interesante en ese aspecto. En su Manuale Tipografico, impreso en Parma en 1818, dos años antes de su muerte, reproduce no sólo muestras de tipografías árabes, sino de casi todas las escrituras del mundo.

Tipos de Robert Granjon. Evangelium Sanctum Domini Nostri Jesu Christi, Typographia Medicea, Roma, 1590.

Especimen tipográfico de Guillaume Le Bé.

Especimen tipográfico de Thomas Blyth.

Especimen tipográfico del Manuale Tipografico de Giambattista Bodoni.


Anexo 1

Una interpretación andalusí

Coetáneo de Ibn Muqla, un importante filósofo andalusí, Muhammad Ibn Masarra, Córdoba (883-931), escribia su Kitab jawass al-huruf wa-haqa’iqi-ha wa-usuli-ha —Libro de las propiedades de las letras, de sus verdaderas naturalezas y de sus principios—, en el que clasifica las veintiocho letras en catorce esotéricas —alif, ra, sin, sad, ta, ayn, qaf, kaf, lam, mim, nun, ha, waw y ya (con las que comienzan las azoras del Corán) y otras catorce exotéricas, además de especular sobre las letras y sus combinaciones.

Masarra define el alif como la primera letra del alifato, generadora de todas las demás, y la vincula directamente con Dios —Allah— como síntesis caligráfica de su nombre. Una letra que jamás se une a la siguiente, aludiendo nuevamente al concepto de unicidad.


Anexo 2

Un origen divino cuestionado desde el principio

El origen divino del que hablábamos al principio de este artículo, no ha sido el conocimiento científico quién lo ha desmitificado, ya siglos antes, los pensadores griegos especularon sobre el origen de la escritura. El filósofo persa Abu Hayyan al-Tawhidi (930-1023) se encargó de recopilar una serie de pensamientos atribuidos a dichos pensadores con referencia a la escritura:
«La caligrafía es una geometría espiritual que se manifiesta como instrumento corporal», Euclides.
«La caligrafía es algo que el intelecto manifiesta en el cálamo a través de los sentidos; cuando el alma se encuentra frente a la caligrafía, ama en ella el primer elemento (el Intelecto)», Homero.
«El cálamo es la cadena del intelecto, la caligrafía es el regocijo de los sentidos y el deseo del alma es percibir a través de ella», Platón.
A Aristóteles también se le adjudica un concepto de caligrafía acorde con su teoría de la causalidad: «El cálamo es la causa agente, la tinta es la causa elemental, la caligrafía es la causa formal y la elocuencia es la causa final», Aristóteles.


Anexo 3

Coincidiendo con el 6º aniversario de su muerte, unas notas sobre Ibn Jaldún y la escritura

«La caligrafía es expresión evidente de la palabra y el discurso, lo mismo que ambos son expresión de las ideas que contienen el alma y el pensamiento, por lo que ambos deben ser signos perfectamente claros».

«La caligrafía es un arte noble, ya que la escritura es una de las características que diferencian al ser humano de los animales».

«Al-andalus se ha distinguido por el poder de los omeyas, los cuales se caracterizaban por haber desarrollado la civilización urbana, las artes y la caligrafía, la cual llegó a definirse como una tipología caligráfica propiamente andalusí. Sin embargo, en al-Andalus, el poder árabe se extinguió y con la posterior mezcla de costumbres y artes, como consecuencia de la decadencia de la civilización urbana, la caligrafía llegó a ser realmente mala e imperfecta».


Anexo 4

Fuentes de al-Andalus

Fuentes de al-Andalus es un proyecto de diseño de fuentes tipográficas árabes basadas en las inscripciones de la época árabe en España. Las epigrafías de la Alhambra de Granada, Madraza de Granada, Mezquita de Córdoba, Madinat al-Zahra, Real Alcazar de Sevilla, Aljafería de Zaragoza entre otras, han servido de inspiración para la realización de una amplia colección de tipos de letra utilizables en PC. Para la colección se han localizado monumentos y piezas de museo existentes en las ocho provincias andaluzas, Extremadura, Ávila, Toledo, Murcia, Alicante, Valencia, Castellón, Palma de Mallorca, Tarragona y Zaragoza…

Para muestra de dichos tipos de letra, se está realizando un libro en el que aparecerán fotografías y comentarios de algunos detalles de los propios monumentos, textos explicativo del proceso de diseño de cada uno de ellos, así como ejemplos de utilización de los tipos de letra mediante frases y textos en árabe.

El proceso de trabajo ha consistido en el redibujado de las inscripciones a partir de fotografías y dibujos. A partir de ahi se han separado las diferentes letras que las componen y se ha procedido a una selección de las más adecuadas para someterlas a los principios de Ibn Muqla citados en el artículo para favorecer una major legibilidad sin que pierdan las características particulares y diferenciadoras de cada uno de los estilos.

Una completa colección de tipos de letra cuficos y cursivos complementados con una serie de ligaduras automatizadas, además de símbolos inspirados en la ornamentación floral o geométrica presente en los citados monumentos que sirven como herramientas para el diseño gráfico y edición en lengua árabe.

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