La desaparecida inscripción cúfica del Maristán de Granada

El Maristán fue el primer hospital del que se tiene referencia en el Reino de Granada, quizás la primera institución de este tipo de occidente. Fue construido por Muhammad V, al-Gani bi-llah, en 1367 a la orilla del río Darro, frente a la Alhambra con el propósito de atender a enfermos físicos y mentales sin recursos, tal y como cita la inscripción fundacional de su puerta, único elemento que se conserva de su portada que junto con los leones de su alberca que se conservan en el Museo de la Alhambra.



Fueron los reyes católicos los que mandaron derribar los muros de separación de las habitaciones y de hacer un nuevo cerramiento a la vez que decorarlo con grandes escudos para un nuevo uso del edificio, la Casa de la Moneda, hasta 1698. Fue adquirido por los frailes Mercedarios Descalzos que lo vendieron de nuevo en 1748 a D. José Merchante, industrial de vinos, y el edificio consta como industria a finales del siglo XVIII. Posteriormente se cita este inmueble como albergue de vecinos y prisión a principios del siglo XIX. en 1841 se subasta y en 1843 su propietario D. José López pide licencia para su derribo que se produjo apresuradamente antes de que cumpliera el plazo para posibles reclamaciones en contra, hecho fue denunciado el 24 de julio de 1843 por el periódico El Grito de Granada y su propietario encarcelado según cita Francisco de Paula Valladar en el Apéndice de Monumentos destruidos de su Guía de Granada publicada en 1890. Su portada se mantuvo hasta que se desmontó unos años más tarde, hay constancia de su existencia en el libro Manual del artista y del viajero en Granada de José Giménez-Serrano, publicado en 1846.

Tras su uso como prisión y patio de vecinos, a mediados de la década de los setenta del pasado siglo el edificio fue declarado en ruinas y cerrado, encontrándose hoy día en estado deplorable.


Estudio de la inscripción cúfica de la portada del Maristán

Justo al finalizar la revisión de este artículo, comenzando otra investigación, me acabo de encontrar casualmente con una reproducción de la fachada del Maristán publicada con anterioridad al primer documento del que tenía constancia, de 1858 nos adelantamos a 1841, concretamente al libro de Philibert Girault de Prangey, Essai sur l‘architecture des arabes et des mores, donde en la lámina 24 aparece una perspectiva de monumento en cuestión firmada por el propio Prangey y litografiada por Leon Augusto Asselineau.

También encontré otra imagen en un artículo de la revista El siglo pintoresco firmado por J. Giménez-Serrano, es un dibujo de Antonio de Pineda publicado en 1946.

Façade de la maison appelée Casa de Moneda, à Grenade, Philibert Girault de Prangey, Essai sur l‘architecture des arabes et des mores, 1841.

Portada del Hospital de los Arabes en el barrio del Hageuz. Dibujo de Antonio de Pineda para el artículo de  J. Giménez-Serrano en El Siglo Pintoresco, 1846

Las restantes imágenes que se conservan de dicha portada son trabajos de Francisco Enríquez y Ferrer, arquitecto, restaurador y académico, Miguel Pineda Montón, pintor, miniaturista y profesor de la Escuela de Bellas Artes de Valencia y de la de Artes y Oficios de Madrid,  Juan de Dios de la Rada y Delgado, abogado, archivero, arqueólogo, numismático, orientalista y autor literario y Manuel Obrén y González, profesor de dibujo y pintura de la Escuela de Bellas Artes de Granada y también secretario y director de la misma. Tanto Rada como Pineda eran de origen almeriense.




Hospital árabe en Granada, dibujado por Francisco Enriquez y Ferrer con datos tomados ante la inminente demolición, L’Architecture du V au XVII Siècle, Jules Gailhabaud, París, 1858.

Portada árabe de la casa llamada de la Moneda, Manuel Pineda Montón, 1873.

 Portada de la Casa conocida vulgarmente por de «La Moneda» (Granada) por Juan de Dios de la Rada y Delgado en Museo Español de Antigüedades, Tomo II, 1873.

Puerta de la Casa de la Moneda por Manuel Obrén, publicado en Estudio desciptivo de los monumentos árabes de Granada, Sevilla y Córdoba por Rafael Contreras, 1878.

Portada de la Casa de la Moneda, en Museo Granadino de Antigüedades Árabes, Antonio Almagro Cárdenas, Granada, 1886. Maqueta realizada por un anónimo «inteligente arquitecto, y muy conocedor del estilo árabe», op. cit.

Reproducción de la portada del Maristán de Granada realizada a escala natural (4,51 x 6,64 m.) que se conservaba en el Patio Árabe del Museo Arqueológico Nacional de Madrid. 


Dintel de la puerta de entrada al Maristán según Francisco Enríquez. 1858.
La parte rayada de la inscripción cúfica era la existente cuando se derribó el edificio.

Fuentes documentales)

Francisco Vermudez de Pedraza, Historia Eclesiastica…, 1638

La caſa de la moneda labrò el Rey Abi Abdeli, aurâ quatrocientos años, para caſa de locos, como parece por ella, y lo manifieſta el letrero Arabe que tiene ſobre ſu portada: aſsilo dizen los que le han interpretado en nueſtro vulgar. Tiene vn grande eſtáque en el patio con dos leones en medio del marmol blãco de extraordinaria grandeza, que vierten agua por la boca. Otros dizen, que fue tambien caſa de moneda en tiempo de Moros. La variedad nace de la diſcordia de los interpretes de la inſcripcion Arabe, ſi no es que los Moros tengan vnos miſmos terminos para ſinificar caſa de locos y caſa de moneda (?)

Padre Juan de Echeverría, Paseos por Granada y sus contornos, 1764.

Forastero— Y unas como letras, que hace la labor de ladrillo, que está por debaxo, qué dice? son letras?
Granadino— Sí, señor, y se leen así: No vence sino Dios.
Forastero— Qué esto es bueno?
Granadino— Y cómo que lo es: ellos tienen un altísimo concepto de Dios; pero luego lo echan á perder.

Jean François Peyron, Nouveau voyage en Espagne, fait en 1777 & 1778, 1783.

DE GRENADE


[…]


Grenade eſt la ville d’Eſpagne où les Maures ont laiſſé le plus de monuments. On diroit à voir la prodigieuſe quantité d’inſcriptions qui ſe ſont conſervées dans la ville & fes environs, & les beaux édifices de l’Alhambra & de Generalif, que ce peuple voulut fajre de Grenade le dépôt de la religion, de les uſages, de fes mœurs & de la magnificence. Il n’y a pas de mur dans cette ville où il n'ait, pour ainſi dire, gravé des traces de fa domination; mais malgré cette abondance de monuments, l’hiſtoire du regne des Maures en Eſpagne, soft encore enſevelie dans la confuſion & l’obſcurité. L’ignorance des Eſpagnols, leur fuperſtition, & la haine qu’ils portoient aux Maures, y ont beaucoup contribué; ils ont détruit ou laiſſé détruire, par le temps, tout ce qui portoit l’empreinte du Mahoinétiſine, au lieu de conſerver des monuments d’ancienneté , qui l’étoient en même-temps de leur gloire; & l’on peut dire que le haſard ſeul & la bonté de la conſtruction, bien plus que la curioſité & l’amour des arts, ont maintenu ceux qui reſtent encore, & qui dépériſſent tous les jours; cependant que de ſecours l’hiſtoire n’en auroit-elle pas retirés? Combien de fables détruites & épargnées à nos écrits! Mais il faut rendre juſtice au corps-de-ville de Grenade. Il fit faire, il y a nombre d’années, une copie fidélement interprétée de toutes les inſcriptions arabes qui ſe trouvoient dans la ville, & cette copie authentique fut dépoſée dans les archives publiques. 


Je décrirai d’abord les monuments que renferme la ville. Celui qu’on vante le plus, eſt la maiſon dite des Monnoies; elle fut fondée par le roi Abi-Abdali, pour ſervir d’hoſpice aux inſenſés. Quelques interpretes ont prétendu que l’inſcription arabe qui eſt au-deſſus de la porte, déſignoit un hôtel des monnoies; d’autres ſoutiennent que ce n’étoit ni un hôtel des monnoies, ni des petites maiſons, mais un hôpital pour les indigents. Sa fondation date de la 778º. année de l’hégire, ou de l’an 1376 de notre ère; on jugera de ſon objet, par l’inſcription ſuivante. 


«Louange à Dieu: cet hôpital, aſyle de miſéricorde, fut conſtruit pour les pauvres malades Maures, comme une ouvre dont da langue ne ſauroit trop vanter la piété & l’utilité. Il eſt là pour ſervir de monument à la foi & à la charité de ſon fondateur, & il ſera ſa récompenſe, lorſque Dieu héritera de la terre, & de tout ce qui eſt en elle. Ce fondateur eſt le grand, le renommé, le vertueux Abi-Abdallad Mahomad, qu’il profpere en Dieu, ce roi zélé, cet ami, ce bienfaicteur de ſon peuple, qui n’emploie fes miniſtres que pour la gloire de la ſecte & de Dieu; ce prince courageux, ce propagateur d’œvres - pies, ce protégé des anges, cette ame pure, le protecteur des loix & de la morale, ce digne empereur des Maures, qu’il proſpere en Dieu: il eſt fils de notre Seigneur, le roi juſte, haut & puiſſant, le conquérant, le fortuné, le dévot gouverneur des Maures. Abialhageg qui rend témoignage à la loi, fils du renommé, du ſublime Abi-Algualid, deſtructeur de ceux qui donnent à Dieu des compagnons; fils de Nazar le privilégié, heureux dans ſes œuvres, & dans tout ce qui eſt réſolu dans les décrets de Dieu, pour ſon ſervice & avec lui. Il s’occupa de cet édifice depuis l’inſtant que la nation Maure fut ſouveraine de cette ville, & il fit ainſi proviſion de mérite. Il remplit ſon arceau d’aumônes & de bonnes y œuvres toute con intention fut dirigée en la préſence de Dieu. Dieu eſt celui qui inſpire les bonnes penſées, & qui lui fit part de ſa lumiere; pour qu’elle fût communiquée à ceux qui viendroient après lui, & pour le jour où le bien & les  ancêtres ne ſerviront de rien, & qu’il ne nous reſtera que ce quo Dieu, dans ſon cœur compatiſſant, nous aura donné. Le principe de la conſtruction de cet hoſpice fut dans les dix jours, du milieu du mois de Moharram, de l’année 777, & ihonit fin à ſes idées & aux travaux de cet ouvrage, dans les dix jours du milieu de Xaguet, del’année 778. Que Dieu ne dé truife point l’œvre pie des fondateurs, & ne laiſſe point ſans récompenſe les avances méritoires de ces illuſtres: que Dieu ſoit toujours avec Mahomet & ſes adhérents.»


Cette maiſon eſt aujourd’hui habitée par un particulier; on y voit dans la premiere cour un beau réſervoir & deux lions de marbre groſſiérement ſculptés, d’oùe jaillit l’eau qui le remplit. Cet édifice n’eſt remarquable que par l’inſcription faſtueuſe & prolixe que l’on vient de lire.


Philibert Girault de Prangey, Essai sur l‘architecture des arabes et des mores, 1841.

ARCHITECTURE MORESQUE
Une autre construction Moresque, près du Couventde la Conception , appartient , si l‘on s‘en rapporte à l'inscription traduite par Echeverria (1), au règnede Mohammed V, et la façade, partie la mieux conservée, ne nous semble pas, d'après le caractère de ses ornements etdesessculptures, contredire cette supposition (à la fin, Planche 24 , Nº 3). Suivant Pédraza, cet édifice, appelé aujourd‘hui Casa de Moneda (Hôtel de la Monnaie), avait cette destination au temps des Arabes; mais il fait observer en même temps que son nom Arabe signifie également Maison des Fous (2). De son côté, Echeverria n‘admet ni l'une ni l'autre supposition, et prétend, à son tour, que c'était un hôpital pour les pauvres infirmes.

Quoi qu'il en soit de cette question, que terminera peut-être: un jour l'explication complète de l'inscription Arabe sculptée sur une table de marbre, au-dessus de la grande porte, nous remarquerons particulièrement, dans cet édifice, quelques restes de décorations en stuc, de portes et de plafonds en bois, et les fragments de deux lions énormes, en marbre, d‘une meilleure exécution que ceux de l‘Alhambra, mais ayant avec eux des rapports de forme et de style: ils lançaient l‘eau dans un grand bassin placé au centre du Patio .


(1) Paseos por Granada, tome I, page 17 .
(2) PEDRAZA, Hist. Ecclesiastica, etc. de Granada, pag. 11, verso. 


PLANCHE 24. DÉTAILS DIVERS, ETC., A GRENADE.
Nº 3. Façade de la maison appelée Casa de Moneda, à Grenade. Cette façade avait sans doute un avant-toit saillant semblable à ceux que nous pré sentons Nos 1 et 2, mais il a disparu à travers les réparations nombreuses qu'a subies cette maison . L‘inscription arabe, dont nous regrettons de n‘avoir point relevé une copie, occupe tout l‘intérieur de l'arc principal au-dessus de la porte, dont on ne voit dans notre planche que le haut de l'ouverture; la décoration de la partie inférieure de cette façade a complétement disparu. L‘arc très-caractérisé dont nous venons de parler, rappelle celui de la jolie Porte du Vin, Atlas, etc., GRENADE, Planche 10; et avant de connaître même l'inscription qui en attribue la construction à Mohammed V, en 1376, nous l'avions supposé devoir appartenir, comme la Porte du Vin , à la der nière époque de l'architecture Moresque, où l'on remarque déjà, ce nous semble, quelque exagération dans les formes des ornements en général, et principalement dans celles des arcs. Ces avant-toits saillants laissent peu de doute à l' égard des anciens toits des galeries des Cours des Lions et de l‘Alberca, qui devaient se terminer d 'une manière à peu près semblable; on est d‘autant plus disposé à le penser, que la couverture actuelle, bien que grossièrement exécutée, a conservé cette disposition première, et que, d'autre part, il existe encore diverses pièces de bois sculptées qui faisaient partie de ces avant-toits mêmes. Nous en avons donné quelques-unes, Atlas, etc., GRENADE, Planche 25, a, b; et nous ajoutons ici les fragments de deux autres, sous le N° 4.

José Gimenez-Serrano, Manual del artista y del viajero en Granada, 1846.

Casa de la moneda.

[…]


Fundáronse hospitales en este recinto con desahogado espacio para la gente menos acomodada y aun se conservan algunos restos de un edificio de este' género en un juego de pelota que tiene la entrada frente del convento de la Concepción. La portada de la que se ven algunos restos que pronto desaparecerán, era toda de ladrillo agramilado con primor y formando graciosísimas grecas: sobre la puerta hay todavía un dintel con listones y ocupa el centro de todo una gran lápida de mármol de Macael cercada de una labor de alicatado, con la inscripción siguiente perfectamente conservada:


«Alabado sea Dios. Este hospital amparo de creyentes enfermos y necesitados, caridad viviente que Dios permite, perpetua obra pia cuya fama publican cien lenguas, limosna cuyo rédito pagará el Criador de todo, cuando herede los bienes de la tierra , gruta contra los ardores; lo mandó hacer el rey grande, celoso, renombrado, lleno de virtudes, el que hace próspero d su pueblo y venera á Dios en sus ministros, valiente, piadoso, de pecho. limpio, guardado de ángeles y del Espíritu, firme sosten de los preceptos, Señor de los creyentes Abi-Abdallad Mahomad hijo de nuestro Señor el Rey grande, altivo, omnipotente, guerrero, recto, galán , feliz , religioso, gobernador de los musulmanes, Abul Hagiag, hijo de Nuestro Señor el nombrado , el engrandecido, el sublimado, el protector de los fieles y perseguidor de sus contrarios, Abi Algualid, hijo de Nazar el privilegiado, el que todo lo hace con la voluntad de Dios y en su servicio, eligió esta obra pía desde la entrada en esta ciudad de los creyentes y reunió limosnas que le sirviesen de arco y apoyo todo enderezado á Dios, porque él dá los buenos pensamientos y asi dejó bienes para que le aprovecharan ed el dia supremo y lumbre para calentar sus manos en el tiempo en que no aprovechara el calor de la tierra. Fué el principio de la edificación d 10 del mes de Muharram de 777 y acabó su propósito d10 de Jaquel de 778 (1375 de nuestra era) Dios reciba esta obra y no deje sin galardón á los promovedores. Sea Dios y Mahoma nuestro Profeta con todos sus consortes.» 


Nosotros hemos llegado á ver en el interior preciosísimas labores de alicatado y de ensambladura y un estanque magnífico con jardin en sus dos lados como en el patio de los arrayanes. En este estanque estaban los dos leones de que hemos hecho mención en el Mirab de Arratia. Este hospital fué después fábrica de moneda, cuando se construyó uno mayor y mas ventilado en el lugar que hoy ocupan las ruinas de los Agustinos descalzos, y el palacio Real tenia comunicación con él, por una puerta tapiada, que aun todavia se distingue desde el bosque, y por medio de un puente colosal cuyo arranque se vé frente de los baños que acabamos de visitar. 

Apartemos la vista de tantas ruinas y de tanto abandono… 

R. Monsaló, Guía del viajero en Granada, 1872.

Casa de la Moneda ó del Árabe
Fué un establecimiento construido y dotado con munificencia por Mohamed V para asilo de mendicidad y enfermos pobres en el barrio de Haxarix; hoy se halla enteramente destruido y es solo un juego de pelota.

Juan de Dios de la Rada y Delgado, Museo Español de Antigüedades, 1873. 

Hoy sólo resta de aquellas importante obras, casi más que el recuerdo: el hospital se encuentra totalmente destruido. En el área que ocupaba el gran patio del estanque, hemos alcanzado á ver juegos de bolos y pelota; en los restos de sus aposentos, completamente destrozados, un pobrísimo teatro; en los antiguos baños, sucio lavadero público; y la bellísima portada del hospital, no mucho tiempo después de haberla copiado el autor de estas líneas, como si presintiera el próximo fin de tan notable obra de arte, cayó casi toda demolida por bárbara piqueta, salvándose por ventura escaso resto en que se conserva parte de las bellísimas labores destruidas, lo suficiente para juzgar el mérito de aquella obra, y para testimonio acusador contra sus incalificables destructores.

[…]

Siguiendo la dirección que hubieran tenido las dovelas de este arco recto ó adintelado que forma la puerta, hay en dicho tímpano unos trazos de alto relieve, hechos también como todo el adorno de la portada con ladrillos cortados, los cuales parecen formar caprichosísima labor de angulosas y quebradas líneas, en las cuales, sin embargo, el artista granadino grabó el lema distintivo de los naseritas.

Difícil es rastrear á través de aquellos desfigurados trazos los caracteres cúficos de la inscripción; pero aunque sin razonar su interpretación ya la indicó el célebre P. Juan de Echevarría en sus paseos por Granada (1), y ha venido á confirmarla, tras su detenido estudio, el sabio académico y docto orientalista nuestro querido y respetado amigo el Excmo. Sr. Don Eduardo Saavedra. Esta inscripción, según las acertadas observaciones de tan ilustre académico, está escrita en carácter cúfico rectangular, inventado por los arquitectos árabes en la Edad-media para aplicarlo á las labores de mosáico. Tiene la particularidad de leerse lo mismo al derecho que al revés, por los trazos de relieve, ó por los claros, que son los que en el dibujo que acompañamos adjunto, forma los llenos ó los blancos.


Esta circunstancia es la que ha permitido leerla y restaurarla, porque sin ella es tal su complicación y los trazos sobrantes que tiene, que ni aun con la lección del P. Echevarría se podría encontrar la divisa granadina, con ser tan común y lo primero que se busca en los rótulos de la Alhambra. Su interpretación es
ولا غالب الا الله ىع
«No hay más vencedor que Dios excelso.»

Es de notar que la abreviatura ىع (excelso) se suprime en las copias cúficas de esta empresa, y se vé sólo en las nesjíes, á pesar de lo cual se encuentra en ésta.

La restauración que para explicar la lectura se ha hecho y que aparece en el dibujo anterior, se ha practicado observando escrupulosamente las leyes de la simetría y el trazado de la cuadrícula: las extremidades ofrecen menos seguridad de haber acertado por completo. Lo existente va señalado más oscuro y lo supuesto con media tinta.

Esta inscripción no debe ser original, sino copia de otra que estuviese en la jamba de una puerta ó ventana, donde pudiera disfrutarse de su doble lectura, y donde los azulejos cuadrados de dos colores formasen las dos leyendas, que se compenetran á modo de laberinto. En la que hoy nos ocupa, por su posición en el tímpano de la puerta, la segunda leyenda, la de los claros, está inutilizada, pues queda al revés para todo espectador, y además, no resulta sino de los huecos del ladrillo y pierde su efecto. Además, el constructor la colocó como si ignorara ó no hiciera caso de esta propiedad, porque corrió toda la figura un lugar á la izquierda del que mira, descentrándola y suprimiendo una tira blanca que le parecería inútil y que es parte del و blanco.

Algunos cuadritos puso también demás: el Sr. Saavedra ha quitado dos, absolutamente incompatibles con el sentido claro de la inscripción, y que conocerán nuestros lectores comparando el dibujo anterior con la lámina. También la simetría de los blancos y llenos pedía esa supresión.

La inscripción original debió á su vez ser imitada de otra llena de adornos carmaties de menos relieve, y acaso los pondrían de color distinto; pero al hacerlo en el ladrillo resultó la superabundancia de trazos que se observa, y hace dudar al pronto si es letrero o greca.

El efecto de toda aquella combinación de líneas generales y ornamentales, tan sencilla y tan complicada al mismo tiempo, de tan difícil facilidad forma uno de los monumentos más puros y característicos del arte granadino, pudiendo nuestros lectores comprobar la verdad de nuestro aserto con la lámina que acompaña á esta monografía, en la que procuramos reproducir con la mayor exactitud hasta los menores detalles de aquel monumento que formó la portada, en tiempos más bonancibles, del caritativo establecimiento edificado á la orilla del Darro por Mohammad V Alganí bil-lah (el contento don Dios).

(1) Forastero- —Quedo entendido: y unas como letras, que hace la labor de ladrillo, que está por debajo, ¿qué dice? ¿Son letras? Granadino. —Sí, señor; y se leen así: No vence sino DiosForastero- —Qué esto es bueno? Granadino. —Y cómo que lo es: ellos tienen un altísimo concepto de Dios; pero luego lo echan á perder. (Paseos por Granada, por el P. Juan de Echevarría. Tomo I, pág. 49.)

Manuel Gómez Moreno, Breve reseña de los monumentos y obras de arte que ha perdido Granada en lo que va de siglo, 1884.

Extraño parecerá ocuparse de edificios que se derribaron, de monumentos que no existen. Precisamente por eso queremos hablar de ellos, siquiera como recuerdo, y para que se tenga conocimiento de la riqueza artística que hemos perdido y el modo que se ha tenido de conservar las obras que legaron épocas pasadas.

Muchas personas hay en nuestros días, tal vez más de lo que parece, á las cuales poco importan los monumentos, de cualquier clase que sean; desconocen que ellos constituyen la historia de los pueblos, que son testigos de sus glorias pasadas, que con ellos se esclarecen puntos oscuros de los periódos históricos, que nos enseñan las costumbres de los antepasados, sus conocimientos, su literatura, sus artes, y el grado de ilustración y cultura que alcanzaron. Esas personas creen y sostienen que sólo son de estimar las cosas de aplicación positiva; que una casa moderna, blanqueada ó pintada de vistosos colores, sustituirá ventajosamente al más preciado edificio de la antigüedad; prefieren una oleografía de Ortego á la mejor pintura de autor antiguo, aunque sea de los más famosos, y no aprecian la utilidad que reportan, á la historia y á las letras, esos empolvados legajos que se custodian en los archivos años y años, y las bellezas de gran aplicación para las ciencias, artes é industrias, de esos mil objetos de que se forman los museos arqueológicos.

Este modo de pensar es corriente en nuestro país, aun en personas que pasan por ilustradas, respetables á veces por la alta posición que ocupan en la sociedad, y en hombres que realmente tienen conocimientos en las ciencias ó en otros ramos del saber humano. No es tampoco raro, entre los que así juzgan en materia de antigüedades, suponer á los aficionados á ellas como de ideas atrasadas, retrógrados; opuestos á los modernos adelantos, y á veces los conceptúan como visionarios y aun maníacos.

Además de las personas que así piensan, los hay que gozan en ver desaparecer bajo el golpe del pico demoledor las mejores obras de arte. Esto no es exagerado; hemos tenido ocasión de observar pintada la alegría del rostro de personas que dirigían o presenciaban la demolición de interesantísimos monumentos, y no hace muchos días que al ser derribado uno de los más importantes de esta ciudad, se dispararon cohetes y hubo regocijo y gran contento. Alcalde ha habido que no ha obedecido, como debiera, las órdenes del Gobernador civil de su provincia, que le prohibía echar abajo una hermosa obra antigua de carácter monumental, solo por el placer de ver desaparecer aquella cosa que, para él y otros que tenían su mismo criterio, afeaba el sitio en el que se encontraba.

Pero no tenemos necesidad de recurrir á más ejemplos para demostrar lo que dejamos expuesto y de que en España no son muy respetados los monumentos. Es más elocuente el considerar los millares de templos y de edificios de todas clases echados al suelo en las provincias, el sinnúmero de manuscritos perdidos, los centenares de milos de libros vendidos al peso, las preciadísimas obras de arte extraviadas ó destruidas, como tantos objetos de valor que la nación atesoraba, sin tenerse en cuenta los sacrificios, las vigilias, el genio, el talento, el trabajo y los capitales que todo aquello representaba. Imposible es poder calcular los desastres, desolación y ruina llevados á cabo en tan corto tiempo. Y sin embargo, nunca como hoy se ha blasonado de ilustración, patriotismo y de amor á las luces. En ninguna época ha habido tan crecido número de academias, liceos, ateneos, centros de enseñanza, corporaciones científicas, comisiones etc., etc.

Tratamos sólo de dar á conocer, aunque sea ligeramente, lo mucho que Granada ha perdido en la invasión de los franceses, y en los períodos de paz y de revueltas políticas que se han sucedido hasta hoy.

[…]

Muchas de las construcciones árabes, que son las que á Granada dan el carácter que le es propio haciéndola célebre en todas partes, y por las cuales es principalmente visitada de nacionales y extranjeros, han desaparecido por la tendencia innovadora y con el pretexto de mejoras locales. Más hermosura tendría la ciudad si hubiese conservado estos monumentos, verdaderas joyas, con el decoro y decencia debidos, sin mezquinos y ridículos restauros, ó en ese total abandono en que se les ha tenido y se les tiene por lo que toca al Municipio. Ellos engalanarían la población y le darían interés monumental, del que por lo general carece lo moderno que se hace, y que no puede reemplazar, bajo ningún concepto, esas bellezas que hoy una y mañana otra van arrancándose de nuestro suelo, hasta que se logre obtener una ciudad sin importancia artística. Italia, el país clásico de las artes, y esas ciudades de España, en las que las reformas de la población no se han introducido con el afán destructor y anti-artístico que entre nosotros, deben su nombre é interés á los monumentos que encierran en su seno, y cada día es mayor el número de viajeros que acuden á ellas, aumentando así una de sus fuentes de riqueza.

Granada, con cada monumento que pierde, desaparece parte del encanto que tiene para el extranjero y artista que viene á visitarla. Los que velan por los intereses comunales se cuidan poco de estas cosas ó las consideran de un modo muy diverso, mirando los monumentos árabes con marcada indiferencia, como se aprueba por los siguientes hechos.

[…]

Del famoso y magnífico hospital árabe llamado casa de la Moneda, no resta el más leve vestigio.

[…]

Á este paso, en breves años, no quedará nada de la época árabe; la puerta de Elvira, los algibes y las pocas casa que restan habrán desaparecido (1), quedando sólo la Alhambra, si el Gobierno sigue sosteniéndola y la respetan los elementos.

Hemos terminado la poco halagüeña tarea que nos propusimos; quiera Dios cesen las ruinas, y que ese espíritu demoledor, tan impropio de nuestros días, se torne en amor y respeto á las artes y monumentos patrios, que son las más evidentes señales que revelan la civilización y cultura de los pueblos.

(1) Los restos de los baños árabes que aun se conservan, están en el más completo abandono.

Antonio Almagro Cárdenas, Museo Granadino de Antigüedades Árabes, 1886. 

La acción del tiempo había mermado, sin embrago, grandemente en la época á que nos referimos, las bellezas del pórtico. Sus adornos, destruidos en parte se hallaban y ocultos en la parte bajo el musgo y la yedra. Su vetusto portón ostentaba muestras de haber sido varias veces reformado por manos profanas. La inscripción cúfica que adornaba el dintel había sufrido grandes mutilaciones. Á pesar de todo, aun se podía formar juicio exacto de lo que fué el pórtico en su primitivo estado. Es más, el transcurso de los siglos, al marcar en él su huella de tal suerte, le había realzado con ese indecible atractivo que ofrecen los restos de pasadas edades.

El lápiz y el pincel se ocuparon varias veces en copiar las bellezas de esta hermosa portada (1) y á ello debemos el poder reconstruirla tal y como se hallaba antes de su demolición. También fué reproducida en relieve por un inteligente arquitecto, y muy conocedor del estilo árabe, que formó una preciosa reproducción, de la cual está tomada nuestra fotografía que, por la perfección del modelo, produce el efecto mismo que si hubiera sido sacada directamente del original.
En la fotografía á que nos referimos, la portada de la Casa de la Moneda aparece tal como fué, rica en adornos y de elegante y original diseño.

[…]

En esta parte merecen especial atención las dos fajas verticales de cada uno de los lados, cuya labor llenan exágonos truncados al entrelazarse y circunscribirse; y sobre todo, el gran rótulo que sobre la puerta corre horizontalmente.

Está formado el rótulo á que nos acabamos de referir con gruesos caracteres cúficos que asemejan las dovelas estriadas de un dintel y se hallan tan prolijamente combinados que, á primera vista, más que inscripción, como lo es, parece una greca de complicadas labores. Era esta en el original obra de agramilado, y aunque no se conservara íntegra cuando se copió antes de ser demolido el edificio, ha podido fácilmente reconstruirse. El texto del letrero no es otra cosa que el lema de los Alahmares ولا غالب الا الله «Solo Dios es vencedor», con tal artificio dispuesto que puede leerse lo mismo en sentido natural, en cuyo caso las letras son de relieve, que invirtiendo la inscripción, y entonces forman las letras los mismos huecos del agramilado. Este epígrafe es uno de los más curiosos é interesantes que nos ha legado la habilidad y especial maestría de los alarifes granadinos, y la más peregrina de cuantas combinaciones se han formado con el conocido mote de los Beni Nazar.

Respecto á su traducción, ya la hizo el P. Echeverría en sus Paseos por Granada y también la ha rectificado el distinguido orientalista D. Eduardo Saavedra, quien afirma, y con razón, que al final del letrero se halla la abreviatura تعالى (excelso) de que carecen otras inscripciones cúficas de este mismo texto, y no falta nunca en las de caracter nesgui (2).

(1) Varias copias se hicieron de la hermosa portada, poco antes de su demolición. La mejor de ellas fué la que sacó un señor Pineda, hábil artista, del que se conservan muy buenos dibujos de diversos edificios de esta ciudad. Esta copia es la que sirvió, según hemos oído, al Sr. D. Juan de Dios Rada para trazar el croquis del hermoso cromo que ilustra su artículo, en el Museo español de antigüedades, y parece se conservó durante algún tiempo en la Escuela de Bellas Artes, de donde después ha desaparecido. El actual director de dicho establecimiento, D. Manuel Obren, también sacó una copia al lapiz que regaló al malogrado Fortuny, y otra más pequeña que ha servido para el grabado que ilustra el párrafo relativo á este edificio, de la obra de D. Rafael Contreras. También hemos visto un hermoso cuadro al óleo que posee D. Ramón Córdoba, y conviene exactamente con los demás dibujos y copias que hemos citado. El referido cuadro lleva como firma la cifra A y fué hecho, según nota que aparece al pié, en el año de 1842.

(2) Véase la monografía de D. Juan de Dios de la Rada sobre este mismo monumento. Museo español de antigüedades tomo II.

Francisco de Paula Valladar, Guía de Granada, 1890.

LA CASA DE LA MONEDA

Estuvo enclavada en lo que es hoy Carrera de Darro, limitándolo al N. la calle de la Concepción; al M. la Carrera referida; al E. una calle nombrada como el edificio, y al O. la cuesta del Bañuelo, según escritura de 1748 que cita Rada y Delgado en el Museo español de antigüedades (tomo II, pág, 63). Pedraza describe este edificio en pocas líneas, lo mismo que Jorquera en sus Anales, y dice que lo «labró el Rey Abí Abdalí, aurá quatrocientos años, para casa de locos, como parece por ella y lo manifiesta el letrero Arabe que tiene sobre su portada: ...Tiene vn grande estanque en el patio con dos leones en medio, de marmol blanco de estraordinaria grandeza que vierten agua par la boca»... Estos leones son los que están en la puerta del carmen de la Mezquita (páginas 173 y 174), donde también se conserva la inscripción que sobre la puerta de entrada de la Casa de la Moneda había, dentro de una elegante ventanita é inmediatamente después de una cornisa que separaba el cuerpo de decoración donde aquella estaba, de la puerta, propiamente dicha, que era cuadrada, formando las dovelas de ladrillo agramilado una curiosísima inscripción en grandes caracteres cúficos que decía Solo Dios es vencedor. El texto de la inscripción de la lápida, compónese de grandes elogios al hijo de Abul Ilachach, que mandó construir el referido edificio para hospital en 1376, y del libro de Jiménez Serrano, citado varias veces, resulta que en su tiempo aun se conservaban restos de la portada, parte del patio y algunos fragmentos de alicatados en el interior. El año 1843, el Estado vendió la Casa de la Moneda, comprándola D. José López, quien procedió á demolerla inmediatamente. Esto produjo gran disgusto entre artistas y literatos, y Jiménez Serrano, que publicaba entonces un periódico titulado El grito de Granada, hizo ruda campaña contra el Ayuntamiento, creyendo que el edificio pertenecía al caudal de Propios y entonces el Alcalde dispuso que se insertara un comunicado, en el cual, calificando de inútil el edificio en cuestión, se dice que su compra para restaurarlo no debe hacerse (!). El dueño fué preso por que empezó la demolición sin licencia. No hay datos bastantes para asegurar que ese edificio fuera peca ó casa de Moneda en tiempos de los árabes, puesto que su nombre se origina de que fué destinado por los Reyes Católicos con aquel objeto. En él se ha labrado moneda hasta el pasado siglo. Entre algunos documentos respectivos á esa casa, hemos hallado en el Archivo municipal varias pragmáticas y cartas reales. En 7 de Mayo de 1520, se dispuso que «.en la Casa de la Moneda de esta Ciudad de Granada», siempre que se hubiera de labrar plata, fuese dos partes en reales enteros y la otra tercera, la mitad en medios reales y la otra en cuartillos. En el mismo año se labraron 1 cuento y 100.000 maravedises de cuartos y ochavos. Á fines del siglo XVII, aun se acuñaban monedas de oro, plata y cobre.

Manuel Gómez Moreno, Guía de Granada, 1892.

«En 1843 fué demolida, excepto una parte de su admirable portada, que también desapareció á pocos años; era ésta de ladrillo cortado, en el dintel de su puerta veíase el lema “Solo Dios es vencedor”, en caracteres cúficos, de modo que podía leerse hacia arriba y hacia abajo, siendo de notar que la misma inscripción en idéntico estilo aparece escrita cuatro años antes en la fachada del alcázar de Sevilla, circunstancia que apoya la idea de que artífices granadinos lo decoraron.»  (Ilustración de De la Rada y Delgado).

Vicente Lampérez y Romea, Arquitectura civil española de los siglos I al XVIII, 1922.

El moristán de Granada. Por singular fortuna conocemos, circunstancial y arquitectónicamente, un monumento de la beneficencia hispano-mahometana: es el moristán (hospital) de Granada. Fué derribado por ruinoso en 1844; mas antes del derribo, un arquitecto de Granada, el Sr. Enríquez, dibujó los planos (1) a la vista de una acuarela del señor Rada y Delgado, hízose más tarde una reproducción de la portada, que figura en el Museo Arqueológico de Madrid; y se salvó la lápida con larga inscripción que estuvo en la puerta, y está ahora en una de las casas de la Alhambra. Con todo esto, puede decirse que conocemos el hospital granadino casi con tanto detalle como si subsistiera.

La historia de la fundación la dice aquella larga y enfática leyenda, de la cual sólo se copia y traduce aquí la parte interesante: «Alabanza a Dios. Mandó construir este hospital, amplia misericordia para los débiles enfermos musulmanes y sitio de pronto remedio… el sultán… Algani-Billah-Abu-Abdallah-Mohamed… se comenzó a edificar en la segunda decena del mes de Moharrem, año 767. Se acabó, según se había propuesto el Califa, y fue dotado de rentas con que alimentarse, en la segunda decena del mes de Xawal, año 768...». O sea, en datos escuetos, que Mohamed V hizo y dotó este hospital de musulmanes, comenzándolo en 1365 de nuestra cronología, y acabándolo en 1367.

Estaba situado en el arrabal llamado Haxariz (el Placer) (2) V siempre se le llamó «Casa de locos o de inocentes»; lo cual es posible, pues, como dicho queda, no es rara la fusión de este destino con el de hospital (3).

 Era un edificio de planta rectangular, de dos pisos, con la fachada principal en uno de los lados menores. Ea disposición era sencilla; un patio central con pórticos en los cuatro lados, y sendas crujías detrás (la del lado de fachada más amplia), un vestíbulo recto de ingreso, cuatro escaleras, y cuatro salas en los ángulos. El piso superior tenía idéntica disposición. Las crujías eran las enfermerías; los pórticos y galerías, paseos y estancias de convalecientes; las salas de los ángulos, acaso para médicos, almacenes, etc., etc. En el centro del patio, un gran estanque servía de recreo, y hasta puede ser que de baño, a los enfermos: el agua salía de las bocas de dos leones (hoy están frente a la torre de las Damas, en la Alhambra), ejemplares de gran interés arqueológico. 

Hay un detalle de disposición, que no sé haya excitado la curiosidad de nadie. En la crujía contigua a la fachada había, a lo largo del trasdós de ésta, una serie de espolones, que dejaban entre sí espacios a modo de pequeñas celdas. ¿Qué objeto tuvieron? Constructivo no es: luego fué dispositivo. ¿Serían celdillas para locos? No creo descaminada la suposición: en el moristán de Kalaum, del Cairo, el manicomio está constituido por una galería, con celdas a los lados (4). 

La estructura era sencillísima: muros y pilares de ladrillo; viguería y armaduras «de lazo», de madera; algunos arcos túmido-apuntados; tejas esmaltadas blancas y azules. Las enfermerías recibían aire y luz del interior, por ventanas gemelas a los pórticos, de arcos, con arrabá; al exterior no abrían más huecos que los de la fachada principal. 

Fué ésta de magnífica fábrica de ladrillo: lisa abajo, con ventanitas gemelas arriba, y una cornisa muy decorada; en los ángulos, sendos chaflanes con trompas, y, en el centro, una magnífica portada, obra maestra de albañilería, cuya composición indica la adjunta reproducción. La inscripción votiva ocupaba el hueco central.

El moristán de Mohamed V estaba considerado como una obra modelo en sn género. Un escritor árabe. Abala Algiazami, mencionado por el autor de la memoria que acompaña los dibujos decía de él: «Es un monumento extraordinario por su magnificencia y por todas las comodidades que puede proporcionar un sabio arquitecto, basado sobre las liberalidades de un príncipe… empleo de mármoles pulimentados, elegancia de las fuentes… espléndida alberca, cosas todas apropósito para distraer a los enfermos.» 

Único ejemplar en la España musulmana, no permite hacer generalidades sobre cuál fue la arquitectura hospitalaria de esta civilización. La comparación con otro hospital mahometano, el de Kalaum, en el Cairo, da dos tipos en absoluto distintos. Mas si comparamos el español con otros edificios públicos granadinos (El Fondac o «casa del carbón», la madraza de Yusuf I), vemos una disposición análoga, confirmando el hecho ya apuntado, a saber: que entre los hispano-mahometanos, como entre los hispano-cristianos, el tipo del edificio público no existe, sino que siempre se adapta el del privado.

(1) Los publicó, con memoria descriptiva, J. Gailhabaud, en el libro cit. en el I. B. tomo III.
(2) Conde: cit. en el I. B., tomo III, pág. 165. 
(3) De ser cierta la existencia de ese manicomio, avanza en medio siglo al de Valencia, primero de Europa. 
(4) Véase la planta en Saladín, ob. cit. en el I. B.

Leopoldo Torres Balbás, Granada, la ciudad que desaparece. Arquitectura, 1923.

En 1843 fue derribada, por ruinosa, la llamada Casa de la Moneda, hospital de locos construido por Mohamed V y destinado a aquel uso por los Reyes Católicos.

Estaba delante del convento de la Concepción, y sus restos fueron desapareciendo bárbaramente en años sucesivos. Salváronse dos leones de mármol y la inscripción que había sobre la puerta, conservado todo en la Alhambra, en el Partal. 

Un arquitecto de Granada, el Sr. Enríquez, levantó los planos antes del derribo; fueron publicados por J. Gailhabaud (1), de donde los reprodujo recientemente D. Vicente Lampérez (2). 

(1) L'Architecture du V au XVII siécle. Tomo III. (París, 1858.) 
(2) Arquitectura civil española de los siglos I al XVIII. Tomo II. Madrid, MCMXXII. 

Leopoldo Torres Balbás, Crónica arqueológica de la España musulmana, 1944.

A los lados de la puerta, y salvando un zócalo, que en los dibujos de Enríquez se representa de ladrillo al descubierto, extendíase una decoración de otros recortados o tallados dibujando una traza geométrica, dentro de una doble cinta entrelazada, que limitaba también el dintel por su parte alta. En éste, con el mismo material, se dispuso una inscripción en letras cúficas rectangulares de relieve que, como si fueran grecas, formaban ángulos rectos, según un tipo epigráfico muy frecuente en oriente (1). Echevarría y Saavedra, entre otros, afirman que la referida inscripción reproducía el lema de los nazaríes: —«No vence sino Dios»—, y que lo mismo podía leerse hacia arriba que hacia abajo, es decir, por las letras de relieve que por los claros en ellas (2).

(1) Se llama cúfico rectangular un estilo epigráfico en el que las letras cúficas se estilizan hasta convertirse en trazos rectos verticales y paralelos horizontales, con supresión de toda curvatura. En la inscripción del maristan los trazos verticales de las letras siguen la inclinación de las juntas del dintel adovelado, por lo que los ángulos que forman con los trazos horizontales no son rectos. Una inscripción semejante hay en la fachada del palacio del rey don Pedro, en el Alcázar de Sevilla, obra de 1364, casi contemporánea, por tanto, de la granadina. Otra, también de letras cúficas rectangulares, bastante raras en Occidente, se ve en un muro de la mezquita de Sidi Abu Medin, de Tremecén, erigida en el año 739=1339. Está formada por trozos de cerámica verde incrustados en el ladrillo (Les monuments arabes de Tlemcen, por MM. William y Georges Marçais, Paris 1903, p. 263).

(2) Echevarría, Paseos por Granada, t. I, p-49; Rada y Delgado, Portada de la casa conocida vulgarmente por de la Moneda en Granada, p. 66. Rada dice que la lectura de esa inscripción se debe a don Eduardo Saavedra.

Juan Antonio Gaya Nuño, La arquitectura española en sus monumentos desaparecidos, 1961.

«Loado sea Dios. Ordenó construir este hospital como prueba de la gran compasión para los enfermos musulmanes pobre, y medio de acercarse —si tal es la voluntad de Allah— al Señor del Universo… El emir de los musulmanes Al Gani bi Allah Aen Abd Allah Mohamed… Con esta construcción creó una buena obra, sin precedentes desde que el Islam penetró en estas comarcas… Dio comienzo la construcción de este edificio en la segunda decena del mes de muharram del año 767. Y se terminó, lo que el fundador se propuso y para lo cual asignó bienes de obras pías, en la decena intermedia del mes de sawat del año 768. ¡Que Allah no deje sin recompensa a los que obran bien ni haga vano el esfuerzo de los bienhechores! ¡Y que Allah bendiga a nuestro señor Mohamed, sello de los profetas, y a su familia, y a sus compañeros!»

La precedente conmemoración, extractada y reducida a sus datos principales de un texto mucho mayor y muy abundante en fórmulas y elogios, es traducción parcial por Lafuente Alcántara y Lévi-Provençal, de la inscripción que , sobre la puerta del Maristán de Granada, daba noticia de su fundación y aspiraba a que eternamente fuera alabado el sultán Mohamed V, su creador. De pocas construcciones debiera haberse enorgullecido Granada tanto como de ésta; pero pocas merecieron tan apresurado uso de la piqueta, librando a la ciudad de un edificio tan noble como la Alhambra y no mucho menos espectacular. Con lágrimas de sangre debieran llorar los granadinos su cruel derribo, ahora que cifran su principal y normal orgullo en la gallardía y belleza de sus monumentos árabes. Porque éste era uno de los más capitales y señalados en la ciudad.

Según ya va declarando en el extracto del texto de la inscripción, era maristán u hospital de enfermos pobres, institución frecuente en Egipto y en el Mogreb, pero desusada en el Andalus, mereciendo glorioso recuerdo el monarca nazarí que gastó sus caudales no tan sólo en continuar el palacio rojo, sino en proporcionar comodidad a sus vasallos dolientes. Las fechas transcritas corresponden, en nuestro calendario, para el comienzo de las obras, del 27 de septiembre al 8 de octubre de 1365, y para la conclusión de las mismas, del 9 al 18 de junio de 1367. Pocos monumentos españoles datados con tal exactitud, como, pocos también, levantados en plazo tan breve cual el de los veinte meses resultantes. El emplazamiento de la benéfica fundación era en la margen derecha del Darro, frente al posterior Convento de la Concepción y en el comienzo de la subida a la Alcazaba. Poco más de un siglo cumplió el Maristán con su función, y todavía en 1494, Jerónimo Munzer alude a su destino de lazareto. Pero, a poco, los Reyes Católicos lo convirtieron en Casa de la Moneda, nombre con el que sería más comúnmente designado.

Casa de la Moneda, y taller de su acuñación siguió siendo hasta el siglo XVII, pasando entonces de la posesión real a la del Convento de Belén, que en 1748 vendió el edificio a un tal don José Marchante. A finales del siglo XVIII estaba convertido en sede de una industria, y a mediados del XIX pertenecía a don José López, quien, desconociendo en absoluto qué especie de joya arquitectónica tenía en sus manos, no pensó sino en derribarla. En efecto, en El grito de Granada, de 20 de julio de 1843, número 50, página 206, aparecía el siguiente edicto: «A la comisión de ornato público del Excmo. Ayuntamiento Constitucional de esta capital se ha pedido permiso por don José López para demoler por ruinosa la casa nombrada de la Moneda, que está situada en la parroquia de San Pedro, calle de la Concepción, y con arreglo al artículo 26 del bando del buen gobierno vigente, ha acordado la misma comisión se anuncie al público para que la persona que tenga que oponerse al dicho derribo pueda realizarlo dentro del término de veinte días, contados desde la fecha; pues, que de no hacerlo se concederá la licencia, mediante a que se halla la finca en estado de denuncia, según el informe del arquitecto del cuartel. Granada y julio 15 de 1843. Francisco de P. Ruiz.»

Curiosamente, aquella misma noche había comenzado a arder en la propia Granada su Alcaicería, y cualquiera podría pensar que los granadinos, perdido uno de los más auténticos encantos de su ciudad, se apresurarían a defender otro en tanto fuera defendible. Lejos de eso, solamente en el propio Grito de Granada de 24 de julio, páginas 221-2, se publicó el artículo «Observaciones sobre el derribo anunciado de la Casa de la Moneda», en el que luego de ponderar el condenado Maristán, se lanza una engolada, pero poco eficaz protesta contra el designio: «…Y podrá consentirse que en un siglo en que imperan las luces y la ilustración, se admiran y acatan las artes, se conservan y veneran las antigüedades, podrá consentirse, repetimos, la destrucción del monumento a que nos contraemos?… Sería una fatalidad que por todo se arrostrase y llevase a cabo un pensamiento tan ominoso para las artes y gran nombradía de la inmortal Granada.» Éstas fueron las únicas palabras opuestas al derribo. No siguió con ellas El Grito de Granada, porque todas sus páginas de aquellos días están ocupadas por la política nacional, con enrabiados dicterios contra Espartero, cuya regencia caía en esos mismos momentos, y, sobre todo, contra el lugarteniente del Príncipe de Vergara en Andalucía, el general Van Hallen, para con quien el periódico granadino muestra un odio casi morboso.

Del derribo del Maristán no hay más noticias, sino la de que se llevó a cabo. El arquitecto señor Enríquez, contristado por la pérdida de aquel deslumbrador edificio, levantó planos y dibujos muy fieles, que aquí se reproducen, y la bella inscripción fundacional fue adquirida por el señor Acebal y Arratia, que la conservó en su Carmen de la Mezquita. También se salvaron ds leones de la alberca, guardados en la torre de Comares. Se había asesinado a uno de los más peregrinos monumentos de nuestra arquitectura musulmana.

Viniendo ahora a su descripción, diremos que era rectángulo con muros de ladrillo la fachada situada al Norte, y concentradas en ésta sus principales galas decorativas. En el centro, la puerta, el dintel dando en estilizada leyenda el lema nazarí, las jambas de finísima decoración de lazo. Encima, decoración tallada, también de lazo, bordeando la lápida de mármol de la inscripción ya antologizada, que se inscribía en un arco de herradura apuntada, de trasdós lobulado, con enjutas de gran riqueza floral. Todo ello limitado por arriba por el estupendo alero de madera tallada; y, a los lados, por enmarque de pilastras muy delgadas en la parte baja, sosteniendo columnillas en la alta. La policromía natural del conjunto, roo en el ladrillo, blanco en la piedra, blanco y azul en los azulejos que rodeaban la inscripción, aún se articulaba con el juego de ventanas. A cada lado de la portada había dos arcos lobulados bajo alfiz común y otro semejante, sólo, en la parte alta, y una ventanita chica, también de hueco lobulado, en la baja. Todo el exterior era de arquitectura tan cuidadosa en sus detalles, que las esquinas, en toda su altura correspondiente al piso bajo, estaban achaflanadas y provistas de alfiz con guarnición. En conjunto, el exterior del Maristán era de una belleza muy superior a la de las construcciones de la Alhambra o del Corral del Carbón.

Interiormente, su disposición era muy sencilla, pero grandiosa y de bonísima armonía. Cuatro grandes crujías corrían paralelas a los muros del rectángulo, en la planta baja abriendo, en los lados mayores nueve y en los menores cinco, grandes arcos no daban directamente al patio, sino a una galería intermedia que se abría al mismo mediante pilares de sección rectangular bajo zapatas. En los cuatro ángulos de la planta se incluían las cajas de otras tantas escaleras para la subida al piso superior, donde se podía observar idéntica disposición en la galería externa, provista de barandilla. La galería interior sólo desarrollaba arcos en los extremos, y en los tramos intermedios abría, por cada arco bajo, una doble ventana de arquitos de herradura apuntados, con parteluz. Aún se añadirá, en este piso superior, la existencia de sobrados por cima del entramado de su techo, constituyendo el situado sobre la fachada un verdadero cuerpo alto, acusado al exterior por su tejado a cuatro vertientes.

En el patio, limitado por las cuatro crujías no habían desarrollado los arquitectos de Mohamed V menor grandeza que en la Alhambra, como que se trataría de los mismos artífices. En su centro había una alberca rectangular, los lados menores con acceso a su fondo mediante escalerillas de seis peldaños, y los lados mayores presididos en sus centros por otros tantos leones de mármol asentados sobre sus patas traseras y sirviendo sus bocas de surtidores. Estos leones, salvados de la destrucción del propio estilo que los doce que dan nombre al famoso patio de la Alhambra, no los cree Gómez Moreno nazarís, sino obra de los siglos X u XI, y verosímilmente aprovechados de los alcázares del Rey Badis. Ellos, en su soledad actual, son los únicos restos del portentoso Maristán de Mohamed V, en torpe hora derribado para deshonor de nuestro siglo XIX.

Mariano Martín García y Juan Antonio García Granados, El Maristán de Granada tras el hallazgo de sus restos, 1979.

La portada (1), ricamente decorada, estaba constituida por un paño rectangular, de medidas 6,60 m. de altura por 3,70 m. de ancha, estando dividida en dos cuerpos, de casi iguales dimensiones, por una imposta corrida de ladrillo, formada por un filete y una nácela, que descansaba sobre pilastras del mismo material.

[…]

Sobre la puerta y rodeada de la misma doble cinta existía una inscripción en relieve, siguiendo la dirección de las dovelas del arco, hecha con ladrillo recortado, en letras cúficas rectangulares (2) , que reproducía el lema de los nazaritas y que segÚn D. Eduardo Saavedra decía: 11 No hay más vencedor que Dios excelso", pudiéndose leer h acia arriba o hacia abajo, o sea, por las letras en relieve o por los claros que quedaban entre ellas.

[…]

La portada es la única parte del edificio musulmán de la que conocemos dos versiones diferentes, debidas a Enríquez y De la Rada Delgado, y nunca mejor dicho lo de diferentes, pues excepto en rasgos generales las divergencias entre ambos dibujos son tales que hacen que tengamos que acudir a otros recursos para discernir cual pudo ser el aspecto real de aquella.


Portada del Maristán con las comparativas de las rasantes representadas por Rada y Delgado y Enríquez.

El dibujo realizado por De la Rada Delgado muestra mayor realismo en sus detalles, dándonos datos sobre su estado de conservación que coexisten en Enriquez, cuyo trazado es una reconstrucción total, lo mismo en la fachada como en la sección longitudinal. Ya Torres Balbás señaló que Enriquez debía haber completado en los planos de conjunto «partes y elementos. desaparecidos ya entonces». En efecto, resulta increíble que un edificio del que se afirmaba que estaba «de tal modo ruinoso, que ha llegado al estado de que de un momento a otro se desplome» y que «ha desaparecido casi todo lo que constituía su mérito y el resto no se puede sostener», presentara el aspecto con que se muestra en los referidos dibujos, con todas las reticencias que estas afirmaciones puedan sugerir teniendo en cuenta su procedencia (3). Su utilización como Casa de la Moneda, casa señorial, convento o casa de vecinos y almacén de vinos, implica necesariamente una serie de readaptaciones y mutilaciones que harían casi irreconocible el edificio medieval. Basta ver fotografías y grabados de otros monumentos como la Casa del Chapiz, el Corral del Carbón e incluso multitud de rincones de la propia Alhambra para comprender lo que decimos. Al mismo tiempo las mediciones tendrían que ser muy complejas para llegar a un resultado aceptable en la elaboración de los planos.

En De la Rada Delgado la portada aparece semienterrada en una altura de metro y medio aproximadamente; esta circunstancia no es producto de un hecho inmediato como pudiera ser la propia demolición del edificio, sino que revela cierta antigüedad, pues se ha dispuesto un umbral de piedra y otras de buen tamaño protegen la parte baja de las jambas, sobrepasando la línea de los tableros de lazo. Las puertas aparecen muy estropeadas, protegidas en sus zonas inferiores por planchas metálicas. Todo revela un uso cotidiano. Si tenemos en cuenta que el dibujo fue publicado en 1873 cabe pensar que lo representado era lo que había quedado tras los derribos de 1843 hasta el desmonte de la portada. Ni que decir tiene que el interior poseería el mismo nivel del suelo. Cabe pensar también que los destrozos que muestra la decoración en las partes bajas pudieron producirse en época tardía.

Aparte de las circunstancias apuntadas, en los elementos decorativos conservados encontramos amplias diferencias. La decoración del dintel muestra distinto trazado, especialmente en la zona izquierda de la inscripción.

[…]

Como vemos la posibilidad de llegar a un conocimiento exacto del edificio a través de los dibujos que lo representan no es posible, teniendo que recurrir al análisis de sus elementos en función del contexto genérico del arte nazarí en que se presentan.


(1) Poco antes de la demolición del edificio se hicieron varias copias de la misma, destacando entre ellas:
– Una, obra de Pineda, de la que sirvió Rada y Delgado para obtener el croquis cuya lámina en color publicó en su obra citada, y en la que la casa aparece con el núm. 6.
– D. Manuel Obren, Director de la Escuela de Bellas Artes de Granada, hizo un dibujo a lápiz que regaló a Mariano Fortuny, y otro que publicó Rafael Contreras.
– Un óleo de D. Ramón Córdoba, fechado en 1842.
– Una reproducción en relieve de un arquitecto de la época, que ilustra el libro de Antonio Almagro Cárdenas .
– Otra reproducción, posiblemente obtenida de la anterior y a tamaño natural, realizada en el pasado siglo. Sus medidas son de 6,64 de alta por 4,51 de ancha. Hasta 1973 estuvo colocada en el Patio Árabe del Museo Arqueológico Nacional de Madrid (núm. inventario 50.590). En la actualidad se encuentra embalada y en espera de su traslado a Granada, para su definitivo montaje en el Museo Nacional de Arte Hispanomusulmán.

(2) En esta inscripción los trazos verticales de las letras siguen la inclinación de las juntas del dintel adovelado, por lo que los ángulos que forman con los trazos horizontales no son rectos. (Torres Balbás: “El Maristán de Granada”, pág. 491).

(3) Estas afirmaciones proceden de la nota aclaratoria publicada por el Ayuntamiento de Granada en el diario El Grito de Granada', núm. 67, 6 de agosto de 1843, ante la protesta del mencionado periódico local por el inminente derribo del Maristán.

Precedentes

Inscripción de la puerta del Palacio del ReyPedro I en el Real Alcázar de Sevilla

La primera cita al responde corresponde a Manuel Gómez Moreno, indicando que existe la misma inscripción en idéntico estilo pero realizada cuatro años antes en Sevilla, algo que según él apoya la idea de que el alcázar fue decorado por artífices granadinos, dato del que hoy día se tiene constancia.

La inscripción de la fachada del Palacio del Rey Pedro I está formada por la misma frase sólo que repetida cuatro veces.

Yo afirmaría que al menos fue proyectada por el mismo anónimo alarife granadino, ya que se trata de un diseño de alto nivel de complejidad del que no existe más precedente que éste ni aparece en ningún monumento más.

Estudio

Tal es su complejidad que incluso las copias que se hicieron trazaron incorrectamente la inscripción. Rada debió corregir la inscripción a partir de los datos de los que pudo disponer, hay diferencias entre los trazados de su dibujo de la portada completa y el esquema de la inscripción.


En la ilustración superior en rojo, están señalados dos trazos que sobran y en amarillo uno que falta, que está añadido abajo en rojo, esta corrección es necesaria para que la rotación de la misma frase en negro encaje en los huecos que quedan en blanco.

Con esta leve corrección, que yo achacaría a un simple error de Rada y Delgado, ya que los trazados que sobran arriba están corregidos abajo y el que falta abajo está dibujado arriba, la frase en árabe es legible aunque todavía no queda claro el principio de la frase, es decir la letra و, que debía aparecer en las esquinas inferior derecha y superior izquierda, quizás porque al tratarse de las esquinas el deterioro debia de ser mucho mayor, tal y como se observa en el dibujo completo la portada en la esquina inferior derecha y en el dibujo esquemático en el que faltan algunos trazos de la esquina superior izquierda aunque ésta aparezca perfectamente dibujada en dicho dibujo. Lo curioso es que esta letra sí que aparece en el dibujo de Francisco Enríquez situada en la esquina superior izquierda, aunque no en la inferior derecha.

La cúfica cuadrada se genera a partir de una trama cuadricular, que teniendo un cuadrado como módulo, se desarrolla a partir de un número concreto de elementos vertical y horizontalmente dispuestos, y la inscripción se debería poder dibujar a partir de esta trama. Francisco Enríquez, quizás por desconocimiento de esta premisa, utilizo una cuadrícula de 42 módulos de ancho por 17 ó 18 módulos de alto, lo que le forzó a falsear los trazos para poder resolver el dibujo. El de la portada de Manuel Pineda, que es el mismo que el de la portada de Rada y Delgado y las posteriores infografías de Antonio Almagro usan una cuadrícula de 42 x 18 módulos, y salvo el pequeño error en el trazo citado anteriormente, es correcta, con la salvedad de la letra inicial de la frase.

Con todo esto me dispuse a diseñar mi propia versión de la inscripción, desarrollada a partir de una cuadrícula de 40 x 18 módulos. El diseño es también economía.


El dibujo siguiendo la inclinación original sería el siguiente.


Comentarios

Entradas populares