LA BELLEZA DE LA POESÍA ANDALUSÍ.
V. POESÍA DE ALMERÍA

 


Almería me vio nacer, y poco más. De niño, un día mi padre me trajo un cuenco vidriado y un par de candiles que rescató del derribo de la casa de mi abuela en el casco antiguo. Roto de piqueta, yo mismo pegué los fragmentos del cuenco.

«Cosas de los moros» que me han acompañado toda mi vida y que acabé obsequiando a alguien muy especial cuya juventud permitirá que esas pequeñas piezas sigan existiendo. «Cosas de moros» de las que tantas fueron directamente a los vertederos, prueba del escaso interés por los vestigios de nuestra historia.

En el siglo xix en Almería se encontró un nuevo filón a explotar, las antigüedades árabes. La construcción de la nueva ciudad dejaba a la vista cientos de restos de todo tipo, pero lo más interesante fueron los cementerios que ofrecían lápidas de mármol blanco, seguramente de Macael. La piezas eran relabradas y reutilizadas hasta que comenzaron a comprarse para colecciones privadas y para especular con ellas. Se llegaron a vender por separado los trozos de algunas de estas lápidas, sin tener en cuenta que de ese modo impedían su posterior estudio, pero, ¡qué mas daba!, ¡eran «cosas de moros»!

Mi ciudad ha evolucionado poco, mucho orgullo por la Alcazaba, pero poco interés por nuestro pasado andalusí en todos sus ámbitos, y si no me creen, pregunten por la calle si alguien sabe quiénes fueron Ibn Jātima o Al-Muʿtaṣim.

PRÓLOGO

«¡Qué maravillosa labor la del cálamo: bebe oscuridad y vierte luz!», decía el cordobés Ibn Burd al-Ásgar, afincado en la Almería del siglo xi. El poder de la caligrafía en el mundo árabe ha sido y es fundamental, dando forma artística a perlas del pensamiento. Y la poesía (šiʿ r en árabe, de la raíz que significa ‘sentir’ y ‘percibir’) es la forma literaria preferida por los árabes de todos los tiempos, aunando el contenido y la forma (sonora en la expresión oral y bella caligráficamente en el caso de la escrita).

Todo ello lo ha entendido perfectamente Paco Fernández, un artista pleno, no solo por la creación de sus bellas caligrafías, sino también por su interés y dominio de música árabe. A esto hay que sumar su carácter constructivo y colaborador, siempre dispuesto a acoger y promover iniciativas culturales, como esta serie de La belleza de la poesía andalusí. En el caso de Almería, ciudad fundada por los árabes allá por el siglo x, Paco Fernández selecciona treinta versos de otros tantos poetas y también poetisas, pues asimismo las hubo y seguro que muchas más de las que nos han llegado, que no son sino la punta del iceberg, y transforma esos versos en brillantes y coloridas caligrafías con gran maestría. Disfrutémoslas.


Jorge Lirola Delgado

Profesor de la Universidad de Almería y Presidente de la Fundación Ibn Tufayl

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