LA BELLEZA DE LA POESÍA ANDALUSÍ.
VI. POESÍA DE MUJERES
La serie de libros al que pertenece este, tiene como una de sus intenciones recordar a los poetas de al-Andalus que, en su mayor parte, están olvidados y sólo a recaudo de quienes investigan con tenacidad esta época. Personas que buscan el conocimiento de sus vidas y obra con dificultad, ya que las fuentes son escasas.
Resulta lógico, cuando no obligado, pensar que en una sociedad en la que la cultura y el conocimiento se fomentaba tanto, la mujer, estuviera ausente de esto.
Sabemos que durante la segunda mitad del siglo x, Al-Ḥakam II tenía esclavas calígrafas de gran destreza, pero sabemos también que la biblioteca que logró reunir fue purgada por Almanzor. Lo que no se sabe es lo que se perdió.
Tendría que pasar un siglo para que la fuentes historiográficas dieran cuenta de algunas de estas autoras, Al-Ḥumaydī al final del Ŷaḏwat al-Muqtabis incluye un capítulo dedicado a las mujeres, aunque reseña tímidamente sólo a tres de ellas. Al-Suŷūtī, tras cinco siglos, dedica el Nuzhat al-ŷulasāʾ fī ašʿār al-nisāʾ exclusivamente a cuarenta mujeres. Hoy día el estudio de la mujer andalusí se ha extendido en numerosos artículos y publicaciones entre las que destacan las de Teresa Garulo.
De al-Andalus nos llegó el nombre o apodo de unas cincuenta mujeres que escribieron poesía, pero de sus versos sólo hay constancia de treinta y seis de ellas, una selección de ellos está en tus manos, y su lectura las podrá rescatar del olvido.
PRÓLOGO
Cuando cada curso académico inicio la que se ha acabado convirtiendo en mi asignatura favorita (¡con una matriculación que ronda nada menos que los ochenta estudiantes cada año!), «Imaginario femenino en la literatura española», comienzo explicando en el aula que lo que convencionalmente denominamos «Literatura española medieval» no debería abarcar tan sólo las creaciones en lenguas romances —como suele ser lo habitual y se viene reflejando desde siempre en programas y manuales de texto—, sino también las obras literarias de los escritores arábigo-andalusíes, que constituyen una parte valiosísima e insustituible de nuestras raíces y debemos integrar como nuestro legado.
Pero además, es que en el caso que atañe a dicha asignatura, la literatura escrita por mujeres, esta realidad tan a menudo obviada cobra un sentido relevante, ya que han permanecido muchos más nombres de escritoras andalusíes (poetas en su mayoría, aunque también cultivadoras de otros géneros) que cristianas, y, además, las fechas de partida son con mucho anteriores. De hecho, se nos han conservado versos de la poeta Ḥassāna al-Tamīmīya, que vivió en Elvira (localidad muy cercana a la capital granadina, de origen íbero, pero apogeo romano y donde se celebró en la cuarta centuria de nuestra era el Concilio de Elvira o de Ilíberis) en la muy temprana fecha del siglo viii, cuando aún faltaban en torno a seis siglos o incluso más para que florecieran los nombres de autoras cristianas como Leonor López de Córdoba (xiv-xv), Teresa de Cartagena (xv) o Isabel de Villena (xv, y primera escritora conocida en valenciano), algunos de los poco abundantes que integran la nómina de autoras en lenguas romances.
Frente a ello, nos encontramos con más de tres decenas de nombres de poetisas hispano musulmanas, algunas de ellas verdaderamente deslumbrantes, como Wallāda bint al-Mustakfī (s. xi) o Ḥafṣa bint al-Ḥāŷŷ al-Rakūnīya (s. xii). Y eso que, qué duda cabe, por los más diversos avatares se habrán perdido por desgracia con toda probabilidad nombres de algunas otras, así como composiciones de las conocidas, puesto que conservamos tan sólo sus obras fragmentarias.
Pero más que llorar por los versos perdidos, habría que saludar con agradecimiento la ventura de las salvaguardadas, y más aún si nos llegan en una edición de tanta belleza como esta que el talento artístico de Paco Fernández pone en nuestras manos, aunando de este modo palabra lírica y forma estética.
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